“Porque allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. Para Fryderick Chopin de sus compatriotas”.
Este año se cumplen 200 años de la muerte de Chopin , en París (1-Marzo-1810). Su hermana Ludwika trasladó su corazón a Varsovia , depositándolo en una urna sellada en la nave principal de la Iglesia de la Santa Cruz. Hoy, toda Polonia es un homenaje al gran músico.
Llegamos la semana pasada a Varsovia para participar en una reunión de patología respiratoria donde se debatían las virtudes de un nuevo fármaco para la EPOC. Conflicto de intereses: viaje y alojamiento esponsorizado por la industria. En mi descargo, tuve la oportunidad de compartir una jornada con expertos como Calverley, Wedzicha, Mc Ivor, Barnes o Kaplan. Podías estar sentado a la mesa y tener delante a Neil Barnes tomando un plato de verdura , respondiendo amistosamente a las preguntas de cuantos comensales querían acercarse. No sé cuántas páginas del Thorax , Lancet, BMJ o New England podían haber escrito estos personajes. Lo primero, rompían el mito de que las personalidades del mundo científico son seres de otra galaxia . Y, también, dejaban claro que estaban dispuestos a compartir sus experiencias y saber.
Pero lo que más me emocionó fue comprobar que, entre los participantes, había un médico de familia canadiense, Alan Kaplan, cuya disertación fue una de las más celebradas por los asistentes. Y fuese porque habló de enfoque comunitario, o de prevención, o de NNT, o que estábamos cansados de datos, números, y que habló de enfermos y no sólo de enfermedades, que nos atrapó a la mayoría.
Y entonces, me sentí orgulloso de ser médico de familia...pero no en España.
Y me dí cuenta de cuál era mi tesoro...pero no en España.
Hablando de tesoros, le pedí consejo a mi hijo Juan, estudiante de conservatorio, y me sugirió poneros la Balada en Sol menor nº 1 Op 23. Para nuestro deleite.
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