Eran las Navidades de hace 24 años. Trabajaba como médico interino en Leganés. Ya antes lo había sido en Aranjuez. Por entonces cada 9 meses te echaban del trabajo interino para dárselo a otro de la bolsa de desempleo (para que luego se quejen). Trabajaba en el turno de tarde. Con frecuencia echaba el cierre al centro con el celador. Regresaba todos los días a mi casa, ya de noche.
Había dos canciones que me acompañaban en el coche. Una de Michel Jackson, muy conocida. La otra, de un par de humoristas entrañables: Gomaespuma.
Ahora veo el vídeo. Son jóvenes, como lo era yo. Las calles de Madrid eran de otra ciudad, que hoy ya no conozco. Hacía frío (aún no había ¿cambio climático?).
Y creo que entonces, como diría Serrat , "yo era feliz" (*).
Sí, de verdad, ¡Feliz Navidad!.
(*) Canción "Mi niñez", de Joan Manuel Serrat.
Figura, si has sido capaz de escribir esto, seguro que aún eres joven. En contra de lo que piensa la mayoría, para ser feliz hay que ser pobre, pero esto ya lo demostró Hemingway en París.
ResponderEliminar¡Qué tiempos!
ResponderEliminarPuede que tengas razón, estimado Roberto.Pero, no sé por qué, me quedo con estas palabras de Gil de Biedma (en un poema que, curiosamente, está junto a otro más conocido titulado "No volveré a ser joven" (Las palabras del verbo,págs 152 y 153, Seix Barral 9ª ed, 1997).
ResponderEliminar"Resolución"
Resolución de ser feliz
por encima de todo, contra todos
y contra mí, de nuevo
-por encima de todo, ser feliz-
vuelvo a tomar esa resolución.
Pero más que el propósito de enmienda
dura el dolor del corazón.
Y sí, Vicente. Ojalá dentro de veinte años también podamos decir de estos años que ahora vivimos:
ResponderEliminar¡qué tiempos!.
Un abrazo.