Suspendo mi modorra y asueto estival porque leo que a Roberto Sánchez... ¡le han calificado con un Suficiente al final de su residencia!. En su Blog relata la experiencia y los antecedentes. Escribe en él un cuasi "portfolio" resumido acerca de la mayoría de las competencias del programa de MFyC . Ignoro todo sobre su tutora y no sé cómo sería la reunión de la Comisión docente para evaluarle. La única vez que participé en una, pensé que no era fácil hacer una calificación justa; más bien: era imposible.
Precisamente estuve el día 18 en un curso de verano organizado por la Cátedra de Educación Médica de la Universidad Complutense (esponsorizada). Había gente “alfa” (cátedros,decanos,…) y” épsilon” (los de la lanza y el escudo, vamos). El título: "La evaluación del médico" (*). Y saqué en claro una cosa. Cuando evaluamos a alguien, realmente estamos preguntándonos: “¿Puedo confiar en este médico?”.
Si queremos, podremos perdernos en un bosque de indicadores de calidad que no sirven muchas veces más que para intentar justificar una nota. Al final de la residencia habrá unas competencias que serán medidas en base a la calificación de los 3 años anteriores y a la calificación del tutor en el 4º año. ¿De verdad es así?.
Pero hay una segunda observación: casi siempre , una vez excluída la existencia de criterios objetivos de evaluación negativa, las calificaciones inadecuadas aparecen cuando hay una mala relación evaluador-alumno, con discrepancias sobre la valoración de las actitudes y conductas del segundo. Ahí es donde la “desconfianza “ se visualiza (pero no para atender pacientes, sino para otras cosas).
Si esto ocurrió, un suspenso para la Comisión Docente en pleno que permitió tamaño error (tanta mala conciencia tuvieron que al final cambiaron la nota a ”destacado”, si bien no “excelente” como en otro mundo civilizado probablemente habrían concedido).
Y ojo, que mientras no haya claros criterios para calificar (y que todos los evaluadores estén entrenados para ello), hace falta seguir con una evaluación formativa ("antes de" ) y no sumativa ("al acabar").
¿Nadie advirtió que las cosas iban mal?. ¿Nadie hizo "feed back"?.
Lo que hay que pedir es una revolución: pelear por una cultura donde prime la excelencia y no la mediocridad.
(*) Estar atentos, porque la revista Educación Médica publicará las ponencias en un suplemento.
Un compañero su vara de medir era...Dejaría que este residente tratase a mi madre...sí la pobre viviese.? Claro que si. Seguro mejor que yo. En la que no pondria en sus manos su salud seria de la tutora.No se quién es, pero tengo la sensación de que mala persona.Eso no se hace. Envidiosa.La pena la lleva encima.
ResponderEliminarLa realidad es compleja.Y no culpo sólo a la tutora, sino a un sistema que permite que ocurran estas cosas.
ResponderEliminarPero también hay que condenar a los tutores que califican con "destacado" a quienes no lo merecen, sólo por el temor a ganarse fama de "duros" y perder el "buen rollito" con los residentes (porque sino , tal vez no le escogerán como tutor en el futuro).
Hay mucho que mejorar en esto.
Pero qué me digo: ¿existe acaso una carrera profesional como tutor?.
Más bien , depende todo del voluntarismo y de la intuición.Si no se evalúa a los tutores, ¿cómo van a calificar éstos a los residentes?.
Un abrazo.
Eduardo.