Es una mano. La nuestra, la tuya. La mía. Es la mano para saludar y abrazar .Es la mano que ayuda y la que calma.
Es la muestra de afecto de “mi paciente” (aquí la palabra que recupera su valor original, de hondo sentido).
Es la mano con la que declaro mi profesión.
Dedicado a Eloy Martínez Ferrer, escultor.
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